4 de septiembre de 2009

Irreflexión


Es una rayada (pero, que se puede esperar de una reflexión pos-borrachera), asíque no la leáis. En realidad sólo la subo porque tenía que escribirlo, aunque cada vez escribo peor, y para hacer bulto en el blog que hacía bastante que no actualizaba. Saludos!

Maldito miedo a la página en blanco, siempre ha sido lo más difícil para mí: empezar. Una vez has comenzado a escribir, o a hacer cualquier otra cosa, parece que las acciones fluyen solas. Eso sí, ¿verdaderamente fluyen solas o las determinamos de alguna manera?

Una respuesta rápida y atronadora sacude mi cabeza: las cosas no pasan porque sí. Solemos tender a creérnoslo, sinceramente, es mucho más cómodo y menos desconcertante y aterrador que la posibilidad de que no podamos determinar, al menos en gran medida, lo que nos pasa. La dictadura del azar y de la casualidad aterra a nuestras ansias de libertad de controlarlo todo. Nos sentimos mas libres cuánto más esclavos somos de nuestros razonamientos, la autoimposición nos resulta agradable (al menos a mí), llegando a creer que nos podemos controlar e incluso controlar las acciones que nos rodean. Nada mas lejos de la realidad.

Los impulsos básicos, necesidades, ansias, deseos inconscientes, y un largo etcetera de pequeños impulsos eléctricos que recorren nuestro cuerpo, conspiran y nos manipulan para conseguir sus propósitos. Desde la necesidad básica de beber, hasta el deseo inconsciente de querer matar a tu vecino por la corbata que lleva ese día o el olor a patxuli rancio que deja en el ascensor la abuela del cuarto. Desde aquí resulta obvio que todo esto nos condiciona. Aquí entra en juego la voluntad.

Siempre me consideré alguien con bastante voluntad, y de hecho suelo conseguir lo que deseo. Pero entonces, no estoy dejándome condicionar por unos impulsos mientras desdeño otros? Tiempo atrás, poco antes de la primavera, decidí abrazar el vitalismo, intensificar las pasiones y secundarizar la razón. Hasta ahora estoy contento con el resultado.
Ahora el curso me recuerda que no debo seguir así, una vuelta al racionalismo mas elevado será lo mejor.
¿Dejar la cerveza? No. Racionalizarla.

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